Coloquio internacional Camino Real de Tierra Adentro. Circuitos comerciales

Antrop. Joel Omar Vázquez, Director General del INAH.

Dra. Delia Salazar Anaya, Directora de Estudios Históricos del INAH. Antrop. Alejandra Gómez Colorado, Directora del Museo Nacional de las Culturas del Mundo.

Dr. Carlos Augusto Torres, Director del Instituto Regional del Patrimonio Mundial en Zacatecas.

Lic. Francisco Vidargas Acosta, Director de Patrimonio Mundial del INAH: Dr. Carlos Tejada, Oficial Nacional de Cultura de la UNESCO en México.

Muy distinguidos colegas, invitados internacionales, amigas y amigos:

Nos convoca hoy un motivo doblemente significativo: conmemorar los quince años de la declaratoria del Camino Real de Tierra Adentro como Patrimonio Mundial por la Unesco, y hacerlo en el marco de un coloquio inter- nacional que enlaza investigaciones e historiografía sobre el comercio, así como gestión y manejo de patrimonio cultural de rutas e itinerarios cultura- les de distintos países incluyendo a México. Este encuentro, convocado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) con la colaboración de instituciones como el Instituto de Patrimonio Mundial de UNESCO en Zacatecas, no es únicamente un reconocimiento a un itinerario histórico, sino una celebración de la memoria compartida, de la investigación histórica y de la vitalidad del patrimonio cultural.

El Camino Real de Tierra Adentro no fue solo un trayecto físico. Desde el siglo XVI y hasta bien entrado el XIX, constituyó una arteria de más de dos mil quinientos kilómetros que unió la Ciudad de México con Santa Fe, en lo que hoy son los Estados Unidos.

Por esa ruta transitaron metales preciosos y mercancías, pero también circularon ideas, lenguas, creencias, música y bienes culturales. Fue un espacio de encuentro y, en ocasiones, de conflicto; un corredor donde se cruzaron intereses del poder novohispano con resistencias indígenas y sociales, y donde la vida cotidiana tejió a la postre un mosaico de culturas.

El título de Itinerario Cultural otorgado por la Unesco en 2010 representó un acto de reconocimiento histórico y cultural. El Camino Real de Tierra Adentro encarna, bajo la óptica del patrimonio, la fuerza del intercambio cultural y la materialidad de la memoria. Puentes, haciendas, presidios, templos, plazas y pueblos, así como un espejo de mil imágenes del patrimonio cultural inmaterial, son huellas palpables de un pasado que no se ha extinguido, sino que sigue latiendo en la vida de las comunidades que lo habitan.

A través de varias décadas la construcción patrimonial de este itinerario ha estado marcada por la participación activa de historiadores, antropólogos, arqueólogos, restauradores, cronistas, museógrafos, fotógrafos y arquitectos. A ello se han sumado múltiples centros de interpretación, museos, publicaciones académicas y de divulgación, así como proyectos pedagógicos dirigidos a niñas y niños que buscan reafirmar su identidad, su memoria, el tejido social y el sentido de pertenencia en pueblos y ciudades de esta ruta. También se han realizado decenas de coloquios y actividades académicas en México y Estados Unidos, acompañadas de exposiciones históricas y fotográficas, que han convivido con innovadoras investigaciones disciplinares y multidisciplinares en las disciplinas de historia, antropología en los últimos años también hay una activa movilidad de comunidades y municipios que se reúnen y promueven acciones sobre su propio patrimonio cultural. Todo ello ha contribuido a establecer las claves que explican por qué hoy celebramos quince años de la Declaratoria del Camino Real de Tierra Adentro.

Conviene subrayar que este reconocimiento de la Unesco fue resulta- do de la confluencia de instituciones que han participado de manera funda- mental en este proyecto: pueblos, presidencias municipales, secretarías de cultura, gobiernos de los estados, universidades, museos, centros de investigación, organismos de centros históricos, y de carácter internacional como la UNESCO, el National Park Service e ICOMOS, entre muchas otras.

Para el INAH, el Camino Real representa un reto y una oportunidad. Un reto, porque exige investigación constante, estrategias de conservación y proyectos de difusión acordes con las transformaciones de nuestro tiempo. Una oportunidad, porque permite reconstruir los lazos de la memoria colectiva, propiciar el diálogo entre comunidades y mostrar al mundo la riqueza cultural de México y de Iberoamérica.

No obstante, el Camino Real de Tierra Adentro enfrenta hoy desafíos que ponen a prueba su conservación y sentido histórico. Entre ellos destacan la creciente complejidad de las nominaciones internacionales en serie, la necesidad de fortalecer la gestión frente al número cada vez mayor de bienes inscritos en la Lista de Patrimonio Mundial, las amenazas derivadas del cambio climático y los desastres naturales. A ello se suman las presiones del desarrollo desigual, las secuelas de pandemias recientes y el turismo masivo, que en ocasiones compromete la autenticidad e integridad del patrimonio. Estos retos nos obligan a replantear estrategias de protección y manejo, a fin de garantizar que este itinerario cultural siga siendo un testimonio vivo de los intercambios históricos que dieron forma a nuestra identidad compartida.

Este Coloquio Internacional encarna esa misma vocación de encuentro. A lo largo de tres días, especialistas de Panamá, República Dominicana, España y México compartirán reflexiones en siete mesas académicas y veintisiete ponencias en un rico e interesante programa académico. El coloquio se complementa con una exposición sobre comercio, una proyección audiovisual y dos paseos culturales, recordándonos que el patrimonio no se limita a los archivos ni a los libros: se vive en los espacios, se contempla en las imágenes, se recorre con nuestros pasos. Agradecemos a la Dirección de Estudios Históricos, al Museo de las Culturas del Mundo, a la Coordinación Nacional de Difusión por la organización de éste emblemático espacio de diálogo, reflexión y convivencia.

Hoy, al abrir este coloquio, celebramos la riqueza de nuestro pasado, pero, sobre todo, afirmamos la responsabilidad de proyectar ese legado hacia el futuro. Que este encuentro sea fecundo en ideas, generoso en el diálogo y fértil en propuestas para seguir dando vida a este itinerario cultural que, en cada piedra y en cada memoria, sigue diciéndonos quiénes fuimos y quiénes queremos ser.

¡Muchas gracias!