Boca de Potrerillos: diez mil años de cosmovisiones en piedras
En el árido paisaje semidesértico del municipio de Mina, Nuevo León, se extiende uno de los conjuntos de petroglifos más extensos y significativos de México: Boca de Potrerillos. A pesar de las duras condiciones climáticas, de acuerdo con los estudios, lugar ha tenido ocupaciones humanas desde hace 10 mil u 8 mil años, con un periodo de auge situado hace unos 5 mil años, cuando los grupos nómadas que lo habitaron combinaron la caza, la pesca y la recolección con prácticas sociales y ceremoniales propias de la región.
Hasta ahora, se han identificado casi 17 mil expresiones grabadas en las piedras que sirven como testimonio material de la manera en que las antiguas sociedades que ocuparon el noreste de México vieron, habitaron e interpretaron el mundo y su realidad. Entre las representaciones se encuentran figuras geométricas que simbolizan cuerpos astrales como el Sol, la Luna, estrellas o cometas, así como fenómenos meteorológicos; también hay motivos fitomorfos y antropomorfos, así como objetos relevantes para estos grupos como proyectiles y lanzadardos.
Estos petroglifos no sólo reflejan un lenguaje gráfico, sino también las redes de intercambio, rituales y memorias colectivas que se transmitieron a lo largo de milenios por las culturas que habitaron y transitaron en el noreste de lo que ahora es México. Este año, la Zona de Monumentos Arqueológicos Boca de Potrerillos cumple 30 años de conservar y dar a conocer al público estas expresiones rupestres que sirven como huella de quienes allí vivieron y pensaron su mundo.
