Del Mictlán al cielo cristiano: sincretismo funerario en el Virreinato
En las primeras décadas tras la llegada de los europeos, los rituales funerarios en el territorio novohispano reflejaron el encuentro de dos visiones del mundo: la mesoamericana y la cristiana. Excavaciones y trabajos de salvamento arqueológico, han desenterrado evidencias de que el sincretismo no sólo quedó en el plano terrenal, sino que se impregnó también en los ritos y costumbres funerarias. Tal es el caso de este cementerio virreinal localizado en Chapultepec, donde conviven entierros cristianos e indígenas, testimonio material de esa transición cultural.
Mientras la tradición cristiana establecía el entierro extendido, con el cuerpo orientado de oeste a este y los brazos cruzados sobre el pecho —símbolo de la espera de la resurrección—, algunas sepulturas mantenían la posición flexionada y lateral propia de las costumbres mesoamericanas. Incluso, en ciertos casos, los difuntos conservaban objetos prehispánicos como sellos o navajillas de obsidiana, herencias de su cosmovisión original.
Estos contrastes en la forma de enterrar a los muertos hablan del complejo proceso de mestizaje cultural que dio origen a la sociedad novohispana: un espacio donde las creencias del Viejo y del Nuevo Mundo coexistieron, se transformaron y dieron lugar a nuevas formas de entender la vida y también la muerte.
