El fuego antiguo de Teotihuacan: Huehuetéotl
Entre los vestigios de la antigua ciudad de Teotihuacan, el arqueólogo Leopoldo Batres halló, a inicios del siglo XX, esta escultura de Huehuetéotl, el dios viejo del fuego. Tallada en andesita gris, se dice que contaba con orejas desmontables elaboradas en piedra verde. Así, la figura muestra a un anciano sentado con las piernas cruzadas y las manos sobre las rodillas, que sostiene sobre su cabeza un brasero decorado con barras y rombos.
Por su tamaño y manufactura, se trata de una de las representaciones más imponentes que se han hallado de este dios en la gran metrópoli del Altiplano Central. De acuerdo con los estudios arqueológicos, pudo haber formado parte de los implementos rituales que coronaban la cima de la Pirámide del Sol, uno de los templos más importantes de la ciudad.
Huehuetéotl, cuyo nombre en náhuatl significa “dios viejo”, era considerado una de las deidades más antiguas de Mesoamérica. Asociado al fuego, al hogar y a la sabiduría, su culto se extendió desde el periodo Preclásico hasta la llegada de los europeos. En su figura, muchos de los pueblos del México antiguo reconocieron la fuerza vital que da calor y renueva el mundo.
