Fray Domingo de la Anunciación: murales y evangelización en Tepoztlán
A los pies del imponente cerro del Tepozteco, en el estado de Morelos, se yergue el antiguo convento de la Natividad de María, fundado a mediados del siglo XVI por frailes dominicos y levantado por los indígenas tepoztecos. Este recinto, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO como parte de los Monasterios en las faldas del Popocatépetl, es uno de los mejor conservados de la región, que se mantiene como testimonio del sincretismo religioso ocurrido con la evangelización.
Más allá de su sobria arquitectura, de la que sobresale su fachada, el convento resguarda un tesoro pictórico en sus muros: un programa iconográfico dominico que despliega escudos, símbolos y escenas religiosas, especialmente de tema pasionario, de gran fuerza expresiva. Destacan los blasones de la orden, dibujados con la característica bicromía en blanco y negro (aunque los hay también en otros tonos, como el ocre), donde sobresale la cruz flordelisada que identifica a los dominicos.
Uno de los espacios más notables es la Sala De Profundis, lugar destinado a la oración comunitaria antes de los alimentos, cuyo nombre proviene del salmo latino “De profundis clamavi ad te, Domine” (“Desde lo profundo clamo a ti, Señor”). Allí se conserva un mural en el que aparecen figuras centrales de la tradición dominica. Así, en el centro se observa a santo Domingo de Guzmán, fundador de la orden en 1215, acompañado de fray Domingo de la Anunciación, fraile que encabezó la evangelización en Tepoztlán y logró la conversión del líder de los tepoztecos.
