Himno Nacional: el espíritu de una nación como poesía y música
Tras la independencia, México buscaba un canto que unificara a la naciente nación. En 1853, el gobierno convocó un concurso para crear la letra y la música de un himno nacional. El joven poeta potosino Francisco González Bocanegra resultó ganador con su composición lírica, y meses después el jurado eligió la música del compositor catalán Jaime Nunó Roca.
La obra se estrenó la noche del 15 de septiembre de 1854 en el Teatro Santa Anna, interpretada por Claudina Fiorentini y Lorenzo Salvi bajo la dirección del maestro Giovanni Bottesini. Sin embargo, los constantes conflictos políticos y sociales que se suscitaron durante el siglo XIX frecuentemente impidieron que la composición fuese interpretada, por lo que el himno cayó en desuso. Años más tarde, ya en el siglo XX, una copia de la primera edición de las partituras fue localizada en Saltillo, Coahuila, y donada al Museo Nacional de Historia.
El 20 de octubre de 1942, por decreto presidencial de Manuel Ávila Camacho, se estableció la versión oficial del Himno Nacional, con lo que se consolidaron los versos de Francisco González Bocanegra y la música de Jaime Nunó Roca como expresión nacional. Hoy, en su conmemoración, recordamos que el Himno Nacional Mexicano no sólo acompaña los actos cívicos del país, sino que también resguarda en su letra y música la historia y el espíritu de una nación.
