Huei Tzompantli: 10 años de su hallazgo
Hace una década, bajo las calles del Centro Histórico de la Ciudad de México, arqueólogos del Programa de Arqueología Urbana del INAH localizaron uno de los vestigios más emblemáticos de la antigua Tenochtitlan: el Huei Tzompantli, la gran estructura donde se exhibían los cráneos de quienes habían sido ofrendados a los dioses.
Desde entonces, el estudio del tzompantli ha abierto una nueva línea de investigación, centrada no solamente en la arquitectura ritual, sino en las historias de las personas cuyos restos forman la torre. Una muestra de 214 cráneos ha sido limpiada, consolidada y analizada por antropólogos físicos y especialistas en laboratorio. A través de isótopos estables y ADN antiguo, se busca entender su procedencia, edad, sexo, salud y movilidad, posibilitando reconocer quiénes fueron estos individuos más allá del acto ritual que los colocó ahí.
Los resultados preliminares indican una composición diversa: hombres y mujeres, adultos y niños. Esta variedad confirma que el tzompantli no fue un espacio dedicado únicamente a guerreros enemigos, sino un escenario ritual profundamente ligado a la cosmovisión mexica, donde la muerte alimentaba el equilibrio del mundo y renovaba la energía del Sol. La estructura in situ continúa bajo monitoreo y conservación permanente, dada su compleja composición: una torre edificada con cráneos como elementos constructivos, algo único dentro de la arquitectura ritual mesoamericana.
