Ignacio de Loyola: los jesuitas y la educación novohispana
La Compañía de Jesús, fundada en 1534 por el sacerdote español Ignacio de Loyola, es una orden religiosa católica que desde sus orígenes ha estado estrechamente vinculada con la cultura y la enseñanza. Aunque no fue de las primeras órdenes religiosas en arribar a la Nueva España, pues llegaron en 1572, varias décadas después de franciscanos, dominicos y agustinos, los jesuitas desempeñaron un papel fundamental en el desarrollo del sistema educativo novohispano.
Desde sus primeras misiones, los jesuitas establecieron colegios destinados tanto a la formación de criollos y peninsulares como a la instrucción de la población indígena, combinando la enseñanza de la doctrina cristiana con la educación humanista basada en el modelo europeo. Uno de los ejemplos más notables de su labor educativa es el Colegio de San Francisco Javier, fundado en Tepotzotlán en el siglo XVII, que se convirtió en un importante centro de enseñanza para indígenas, aunque con el tiempo también acogió a estudiantes de élite novohispana.
La Compañía fundó numerosos colegios y seminarios en diversas ciudades de la Nueva España, como Puebla, Guadalajara, Valladolid (actualmente Morelia) y la Ciudad de México, donde promovieron el estudio de las artes liberales, la filosofía, la teología y las ciencias. Además, su influencia se extendió a la creación de bibliotecas, imprentas y observatorios astronómicos, que consolidaron una red educativa con altos estándares académicos.
Esta escultura de san Ignacio de Loyola se encuentra en lo que fuera el Real Colegio de San Ignacio de Loyola, más conocido como Colegio de las Vizcaínas, uno de los pocos espacios dedicados a la instrucción femenina en la Nueva España.