Reserva de la Biosfera de Metztitlán: Naturaleza y legado cultural
Entre los cañones y montañas del oriente hidalguense se extiende la Reserva de la Biosfera Barranca de Metztitlán, un santuario natural donde conviven la aridez del desierto y la frescura del bosque de neblina. Este espacio, considerado un refugio pleistocénico para la vida silvestre, resguarda una notable diversidad biológica: biznagas gigantes, órganos, encinos y helechos comparten el mismo paisaje con aves, reptiles y mamíferos adaptados a sus distintos ecosistemas.
Pero este entorno no sólo resguarda vida natural. En sus barrancas también se conservan testimonios de siglos de historia, como el imponente Convento de los Santos Reyes, construido en el siglo XVI, cuyo antiguo acueducto aún puede rastrearse entre la vegetación del Cerro del León. Desde ahí, la vista abarca el territorio donde la naturaleza y el ser humano han tejido una relación continua, de aprovechamiento y respeto.
En el Día Internacional de las Reservas de la Biosfera, la Barranca de Metztitlán nos recuerda que el patrimonio no se divide entre natural y cultural: ambos coexisten y se sostienen. Proteger estos paisajes es también resguardar la memoria de las comunidades que los habitan y de los saberes que los han mantenido vivos a lo largo del tiempo.
