Sor Juana: de la imprenta novohispana al Día del Libro
Cada 12 de noviembre se celebra en México el Día Nacional del Libro, instaurado en honor al natalicio de Juana Ramírez de Asbaje, mejor conocida como Sor Juana Inés de la Cruz, una de las voces más lúcidas de las letras hispánicas y figura esencial de la literatura barroca. La conmemoración invita a mirar hacia los orígenes de la palabra impresa en el territorio novohispano, donde los talleres tipográficos de los siglos XVI y XVII dieron forma material a los textos que hoy resguardan la memoria intelectual y espiritual de una época.
Este ejemplar de los Villancicos, obra escrita por Sor Juana en 1691 para los maitines celebrados en la catedral de Antequera, Oaxaca, en honor de santa Catarina, fue impreso en el siglo XVII y es una muestra del vigor literario y devocional que la monja jerónima ostentaba, pues le fueron encargados personalmente por Manuel Fernández de Santa Cruz, obispo de Puebla y Oaxaca.
A través de obras como esta, la también llamada Fénix de América trascendió los límites del convento y, gracias a la excelsa calidad de su escritura, también los del territorio novohispano y de su siglo. Su vasta herencia escrita se mantiene como una de las expresiones más refinadas de la literatura en lengua española, e inspira aún hoy a la reflexión sobre el conocimiento, la fe y la libertad de pensamiento.
Los libros antiguos conservados en acervos históricos son testimonio de la riqueza cultural de la Nueva España y del papel de la imprenta como puente entre pasado y presente. Celebrar el Día Nacional del Libro es reconocer también el valor patrimonial de estos objetos que resguardan, entre sus páginas, los cimientos de la historia, no sólo literaria, sino cultural de México.
